14 de abril de 2016
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Infantil

La intolerancia a la lactosa

Mi piojo es mal comedor, esto ya lo he contado en alguna otra ocasión. Sin embargo, hay dos cosas que devora: el chocolate y la leche. Muchas son las mañanas que, tras tomarse su taza de leche, dice:

¡Un poquito más, porfiii!

Poniendo esos ojitos que te ponen los niños para lograr aquello que quieren. El piojo no solo devora la leche, sino todo producto lácteo que se precie: yogures, natillas, quesos, etc. Por eso, en más de una ocasión he pensado que para él sería una auténtica tragedia que de pronto se le detectara ser intolerante a la lactosa.

¿Sabemos qué es ser intolerante a la lactosa y por qué se produce?

 

La intolerancia a la lactosa (el azúcar de la leche) es un trastorno causado por la carencia de lactasa, la enzima digestiva encargada de la absorción y digestión de este azúcar presente en la leche y en todos sus derivados. Al no haber la suficiente lactasa en el cuerpo la lactosa pasa directamente al intestino grueso, donde las bacterias la fermentan convirtiéndose en gases y ácidos. Por ello, la mayoría de los intolerantes no diagnosticados entre los 20 minutos y las dos horas de haber consumido algún producto lácteo sufren dolor abdominal, gases, diarreas y calambres.

 

Hay que tener en cuenta que la lactosa no solo se encuentra en la leche y sus derivados, sino que podemos encontrar trazas de ella en otros productos, tales como:

  • Panes y bollerías
  • Cereales
  • Aderezos para ensaladas
  • Comidas congeladas
  • Embutidos
  • Patatas fritas, sopas instantáneas…

En conclusión, nos tocará mirar con lupa las etiquetas de cualquier producto envasado en busca de palabras como: suero de leche, cuajada, productos elaborados a base de leche, leche evaporada, solidos lácteos, leche en polvo…

¿Afecta a todos los niños por igual?

Los bebés prematuros suelen tener un aparato digestivo más inmaduro, lo que puede hacerlos más proclives a ser intolerantes a la lactosa. Para ellos, y para todos los bebés, el mejor de los alimentos es sin lugar a dudas la leche materna.

Los bebés a término, por lo general, no muestran esta intolerancia hasta alcanzados los tres años. Hemos de tener en cuenta que la intolerancia a la lactosa no tiene por qué presentarse en la infancia, podemos desarrollarla ya de adultos.

Como curiosidad podemos decir que la intolerancia a la lactosa no se presenta con la misma asiduidad en todas las razas. Parece ser que hay una clara relación causa-efecto con aquellos pueblos tradicionalmente ganaderos, y hoy en día tienes más probabilidad de padecerla si eres de origen africano, asiático, nativo americano o del sur de Europa.

 

¿Afecta de manera directa la intolerancia a la lactosa al adecuado desarrollo dental?

 

Todos relacionamos los productos lácteos como la mayor fuente proveedora de calcio y vitamina D y la salud dental con el calcio. ¿Qué ocurre si no tomamos leche o cualquiera de sus derivados? Simple, tendremos que buscarlo en otros alimentos:

  • Verduras de hoja, brócoli.
  • Pescado.
  • Frutos secos (almendras, nueces de Brasil…).
  • Productos con suplementos de calcio: zumos de fruta, leche de soja, cereales.

Y, claro está, el médico siempre nos indicará si necesitamos algún suplemento extra de calcio.

La lactosa y los productos de higiene bucal

Al principio del artículo hablábamos de aquellos productos que, no siendo derivados de la leche, pueden presentar trazas de lactosa. Los papis con un hijo intolerante a la lactosa también hemos de tener en cuenta otra etiqueta, y es que los productos dentales pueden tener lactosa. Por eso, es muy importante mirar bien las etiquetas de las pastas dentífricas y los enjuagues bucales colutorios para comprobar que están libres del dicho azúcar. Una de las marcas que no solo se preocupa por cuidar la bonita sonrisa de nuestros peques, sino que también se acuerda de los intolerantes al gluten y la lactosa, es PHB.

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